viernes, 3 de octubre de 2008

SUPERMAN: PROBLEMAS PARA PERPETUAR EN PELICULAS AL PORTENTOSO PALADIN

En este siglo de cultura popular de teleseries y películas promocionadas paralelamente en jugueterías y expendios de comida rápida, es bastante peculiar que la renombrada productora fílmica Warner Bros. y todas sus compañías asociadas no logren realizar hasta la fecha, un film (con gente de carne y hueso) de superhéroes que le genere grandes ganancias –excepto Batman– si usted no es conocedor de comics, entérese que existe una gran variedad de personajes en la editorial DC que pasan décadas esperando su oportunidad de aparecer en el cine estadounidense. Ahora, con los billones de dólares que han ganado con el último film de Bats, los ejecutivos de WB se han puesto a pensar como aprovechar esta buena racha con la nueva actitud de inexorable negación de todo tipo de creencias para aplicarla en sus nuevas producciones.
¿Alguien puede (o quiere) recordar ‘Steel’, ‘Justice League of America’, ‘Catwoman’, etcétera que provocó algunas mezclas confusas de historietas de DC y figuras egocéntricas de Hollywood?
Eso es algo que en español se denomina bodrios y el primero en la lista de recambios argumentales es el hombre de acero. Uno de los problemas que hay en este tema es que Supes es un sujeto alegre con disfraz resplandeciente que no trabaja de noche y no se especializa en perseguir traficantes de drogas en su mítica ciudad de Metrópolis, muy diferente a su colega vengativo que ronda por las callejuelas oscuras de Gotham en busca de cualquier ratero mal nacido en cumplimiento de su juramento. A estas alturas, sacar el lado perverso de la leyenda del superhombre no suena coherente.
Pero, ¿de que sirve ser coherente, cuando WB tiene una inmensa fortuna en los bolsillos obtenida por el caballero de la noche y quiere ganar más con el caballero del día? ¿es necesario que Supes para borrar su imagen de niño explorador debe sumergirse en la porquería de la ciudad del hombre murciélago? El hombre de acero no puede ser de aspecto sombrío, con personalidad fría y rumiando venganza como Bats, el convertirlo en un personaje enojado no es una forma de adaptarlo a un escenario realista. Otro problema es la elección de enemigos para las películas, Luthor, Luthor, Luthor. Esto ya parece disco rayado. La lista de enemigos para la versión fílmica es impresionantemente corta (en los comics del hombre del mañana, también ocurría eso, Luthor esto, Luthor aquello, bla, bla, bla. Siempre hubo una escasez de rivales potencialmente peligrosos para el casi divino kriptoniano, algo que los lectores de DC notaban, se trató de componer en los años setentas con tipos como Mongul, pero el publico recién noto cambios favorables después de la primera crisis de los años ochentas) para que las versiones fílmicas del Hombre Araña y los Hombres X prosperaran, una de las razones era que uno vería una variedad de villanos con calidad. En vez de convertir a Supes en otro héroe urbano mas, WB debería explotar/explorar el lado fantástico-ciencia ficción que para mi, el personaje de Siegel y Shuster representa. Los que deben ser oscuros y peligrosos son Darkeid, Mongul, Brainiac, conflictos con seres belicosos del vasto universo DC, viajes al pasado o futuro encontrándose con héroes y villanos DC que potencialmente podrían aparecer en el cine en su propia película -¿Qué paso en realidad con el film de JLA?- los ejecutivos de WB deben ver lo que consiguió Christopher Nolan al utilizar el núcleo verdadero del comic de Batman y manufacturarlo a su visión para ponerlo en la gran pantalla. Lo mismo ocurrió con Sam Raimi y Jon Favreau, en sus respectivos momentos. En vez de limitar su campo de vuelo y limitarlo a las calles, WB debería dejarlo volar más alto, hasta las estrellas. El último problema es, si todo va a volver a reiniciarse ¿Quién la dirigirá? ¿se contratara un nuevo elenco de actores? ¿los derechos de los estudios Universal sobre el increíble Hulk expiraran para regresar a las manos de Marvel y poder filmar tranquilos “los Vengadores? –ups, eso es otra historia- bueno, nos vemos en Otisburgo.
Escrito por Héctor Augusto Sovero Gastañeta.

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