lunes, 16 de agosto de 2010

EL MITO DE LOS CAMPEONES DE LOS DERECHOS DE LOS CREADORES.

En una reciente decisión judicial, Neil Gaiman recibirá regalías de los personajes que son derivados de “Engendro Medieval,” una de sus creaciones para el universo de Engendro.
Engendro (Spawn) es una creación de Todd McFarlane, co-fundador de Image Comics, la compañía que en sus inicios, se promocionaba como abanderada de los derechos de los creadores. Hubo en el principio, luego de abandonar Marvel Comics en 1,992, una intención capitalista y lógica en la sociedad de los dibujantes de Image para comenzar esa compañía.
Principalmente por la libertad creativa y para enriquecimiento personal.
En otras palabras, ellos querían hacer lo que quisieran, crear su propio material y hacer dinero de esas creaciones. El beneficio para los creadores no para la compañía.
Lo que parece que sucedió y esto es lo que muchos perciben como el lado hipócrita de su historia, es que estos dibujantes instalaron estudios para contratar mano de obra para ayudarlos o reemplazarlos en el arduo trabajo de ilustrar.
Otros dibujantes contrataron escritores para hacer el arduo trabajo de escribir por ellos.
Como sea, gracias al esfuerzo de las personas que contrataron, las editoriales de cada uno de los socios que formaban Image como Homage, Top Cow, Wildstorm, Extreme, Shadowline y Todd McFarlane Productions fueron las que cosecharon buenas ganancias de la misma forma que sus competidores Marvel o DC hacían.
Esas compañías editoriales eran escarnecidas por McFarlane y los otros socios, pero, al igual que esas compañías editoriales que les dieron la fama, Image hizo lo mismo a los creadores contratados en cierto grado. Ellos trataron a algunos como partes mecánicas que son intercambiables que no tenían derecho a lo que creaban.
Eso podía ser visto como falsedad por algunos lectores y críticos.
Si tú has creado algo que después se convierte en una gran idea rentable para los que la creaste, deberías obtener algún tipo de compensación. De preferencia, esto debería ser insinuado con antelación, así ya sabrías en lo que te estas metiendo.
Aquí es donde entra el problema legal de Gaiman y McFarlane.
El escritor creó Angela, Cogliostro y Engendro Medieval para el número nueve de ENGENDRO y no solamente esos personajes aparecieron en otros medios donde Engendro aparecía, sino ellos conformaban una gran porción de la mitología de Engendro después de aparecer en esos otros medios.
Hay algo de ironía que el numero diez fuese co-creado con Dave Sim, una celebración de los derechos de los creadores y representando los personajes de la competencia como prisioneros. Sim obtuvo $100,000 por su guión y probablemente Gaiman recibió lo mismo. Aunque fue un trato por un número, las contribuciones de Gaiman al universo de Engendro no fueron compensadas debidamente.
Aquí podría ser un acto de duplicidad, porque McFarlane ya había ido con la prensa para declarar que no creó nada para Marvel porque ellos serian los dueños y él no tendría ningún derecho sobre lo creado, así que si él en ese entonces no declaraba algo como, “Neil creó estas piezas importantes de mi historieta, aquí esta su compensación,” él es un poco falsario. Y eso debe haber pesado en parte de los juicios que él perdió.
Parece que todas sus disputas comenzaron por la propiedad del personaje “Miracleman” y no seria hasta el 2,000-2,002 que McFarlane decidiría decir que él es totalmente dueño de los personajes y dejar de pagar.
El asunto con Image de esos años noventas era sobre ser creadores que tienen EL CONTROL.
Si tu quieres contratar a un grupo de tipos de calidad inferior para que se ocupen de tus historietas y que se caían por los suelos, TU PUEDES HACER ESO.
Si tú quieres venderte a ti mismo con tus personajes a DC Comics, TU PUEDES HACER ESO.
Si tú quieres dibujar tu propio personaje por décadas sin un editor, luego te separas de tu historieta que tú creaste, TU PUEDES HACER ESO.
Para esos dibujantes que formaron Image, el control del creador es tanto como los derechos del creador. Siempre significó para ellos: si tu lo creas, es tuyo, tu lo controlas.
Escrito por Héctor Augusto Sovero Gastañeta.

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