miércoles, 11 de enero de 2012

EL RAYO MARV ¿MOFA O MENCION?

Esta es una anécdota divertida de cómo el primer número de Roger Stern escribiendo EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA fue debido a un error editorial.
Los coleccionistas saben que oficialmente, Stern comenzó una temporada aclamada en EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA # 224.
Pero en realidad, su primer número con el Hombre Araña apareció un año antes, EL SORPRENDENTE HOMBRE ARAÑA # 206.
Fue un número dibujado por John Byrne y Gene Day.
Lo divertido es como se hizo el número.
Verán, la editorial verdaderamente sin intención, paso por alto un número de la colección del Hombre Araña en su calendario.
Sucedió a causa de un relevo en la plana editorial, cuando el escritor / editor Marv Wolfman abandonó el grupo Marvel y cuando Denny O'Neil fue nombrado editor, de pronto, él decidió que escribiría la colección, haciendo que Al Milgrom asumiera el puesto de nuevo editor,
Durante esos cambios en la editorial, hubo una confusión, Wolfman solo hizo la primera parte de una aventura para el numero 204 y se fue, dejando que O'Neil como editor hiciera que David Michelinie escribiera la segunda parte que saldría en el número 205 y el primer número escrito por O’Neil seria el 207 ¡pero no existía un número 206!
Al no tener en el inventario, un cuento de relleno listo para publicar, rápidamente se produjo una aventura original.
Stern, quien en ese tiempo escribía PETER PARKER, EL ESPECTACULAR HOMBRE ARAÑA estaba más que familiarizado con el personaje.
Él tuvo una idea básica para un número en donde se resolverían todos los cabos sueltos que Wolfman dejo sin resolver.
Byrne, quien admirablemente estuvo de acuerdo para dibujar las 17 paginas en cuatro días del calendario, Stern escribió los diálogos en un par de días y las páginas fueron enviadas a Day quien vivía en Canadá, para su entintado que también le tomo cuatro días más.
Y en menos de 15 días, un número de gran calidad fue hecho en tan poco tiempo.
El rayo “Mental Attitude-Response Variator” o MARV, una arma usada inmoralmente por su creador Jonas Harrow, el científico loco, es una clara alusión a Wolfman. A Stern no les gustaba como Wolfman retrataba a Jameson como un maniático inestable, “en verdad, yo nunca creí la crisis nerviosa de Jonah, yo no podía aceptar la idea que Jonah se volvió loco, todo parecía tan artificial para mi ¿todo podría ser hecho artificialmente? Tanto Denny O’Neil, como muchos de los lectores estuvieron de acuerdo conmigo.”
Por eso el dardo lanzado.
Escrito por Héctor Augusto Sovero Gastañeta.

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